Mi posición frente «al tema de las apuestas» (así en general) es muy firme: Estoy en contra.
Una vez aclarado vamos a contar una historia real, una de las molonas sobre ordenadores, juegos de cartas, hackeos al sistema, libros, éxito y amor.
Un poco de contexto histórico – Armarios, tarjetas y bugs
Viajamos en el tiempo hasta la mitad de la década de los años 50 (1955).
IBM sacó a la venta el ordenador IBM 704 y hasta el principio de la década de los años 60 fabricó unos 120 de estos armatostes.
Eran años en los que se manipulaban los unos y los ceros literalmente con las manos. Los operadores bastardos del infierno (BOFH – Bastard Operator From Hell) tenían que darle de comer a la máquina mediante tarjetas perforadas.
Aquello era muy lento y uno de los problemas era el tiempo que se perdía entre la retirada de un trabajo y el montaje del siguiente.
Y es cuando en el año 56 se creó para el IBM 704 lo que se considera el primer Sistema Operativo de la historia. Básicamente lo único que hacía era lanzar la ejecución de un programa cuando el anterior había finalizado.
Entendamos por tanto la importancia del momento histórico. Estamos hablando de tiempos en los que los BUGS eran físicos.
Sin ir muy lejos solamente una década antes (1945) Grace Murray Hopper (matemática) arregló el primer BUG de la historia. Una polilla atraída por el calor y luz acabó entre los contactos de un releé, en un ordenador Mark II.
Es importante conocer un poco el contexto para entender que no cualquiera tenía un ordenador en el bolsillo o en la pulsera. Era muy poca la gente en el mundo con acceso a ordenadores por entonces.
La mayoría de la gente que trabajaba con ordenadores eran matemáticos/as. Y este es el caso de Edward O. Thorp .
El primer «Wearable Computer»
Edward Thorp estudio matemáticas y terminó usando ordenadores para poder llevar a cabo sus investigaciones.
Una de sus primeras investigaciones la realizó con el IBM 704 . Esa investigación es la que le llevaría al éxito a nivel mundial con su primera obra «Beat the Dealer».
Un libro publicado en 1962 pero fraguado un año antes. Fue un éxito de ventas y al día de hoy se le considera un clásico básico de lectura obligatoria para quienes buscan entender el «Blackjack» (en España se conoce a este juego como el veintiuno).
Thorp estaba allí en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) jugando con aquel armatoste de ordenador. Cogiendo los unos y los ceros e inyectándolos dentro de la máquina para conseguir 2 cosas:
- Descubrir que el blackjack no es realmente un juego de azar al 100%.
- Resolver la razón por la que no es un juego de azar.
¿Y hasta aquí la cosa pinta bonita verdad? Un investigador consigue descubrir algo y su publicación llega al gran publico.
Pues resulta que no queda todo en un caso de éxito. Junto a Claude Shannon diseñó y construyo un pequeño ordenador para hacer trampas en otro juego, en este caso en el de la ruleta.
Thorp aquí se refiere a si mismo y a Claude como los inventores del primer «ordenador para llevar en el cuerpo». Un cacharro que se podía esconder en un zapato o en una cajetilla de cigarros.
Imaginemos la situación. El tipo entrando en los casinos con un cacharro escondido para predecir la velocidad de la rueda de la ruleta.
El cacharro recolectaba los datos y mandaba tonos musicales por radio a un altavoz en miniatura oculto en el oído de otra persona colaboradora.
Vamos que el tipo y sus compinches se colaban en los casinos con pinganillos en los oídos, ordenadores en el cuerpo y sensores en los zapatos :). Todo un espectáculo la verdad.
Aquel secreto dejo de serlo en 1966. El libro era un éxito y en una de sus revisiones y ediciones se mencionó. No fue hasta finales de los años 60 (en 1969) en la que se publicaron todos los detalles en otra revisión del libro.
El libro «Beat the Dealer» de 1966 mostraba ya el método completo. La gente compró de nuevo solo para saber más sobre el Blackjack y las formas de ganar dinero sin trabajar.
Los casinos de Las Vegas y Reno en Estados Unidos entraron en pánico porque se les acusaba también de hacer trampas (trampas del croupier para hacer ganar a la banca, trampas de marcar las cartas redondeando las esquinas con la uña, etc…).
Thorp no jugaba BlackJack
El tipo no jugaba y no jugaba al BlackJack. Thorp aprendió solo para llevar a cabo su experimento.
Y su investigación no quedo solo en teoría evidentemente. Su experimento de campo duró 2 días (un fin de semana) y se realizó en bastantes casinos.
La finalidad del experimento era demostrar que realmente el juego no era un juego de azar y que por tanto se podía por estadística terminar ganando mucho dinero en vez de perderlo.
Para demostrarlo invirtió $10.000 dólares y terminó recaudando $21.000 . No solo dobló su inversión, ganó algo más de dinero.
Eso serian hoy como unos 70.000 dólares, el sueldo de todo un año en 2 días.
Las malas lenguas dicen que Thorp, junto a otras personas, fue de casino en casino durante bastantes meses e incluso años. Lo mismo simplemente a tomarse un copazo.
Y esa es la historia que quería comentar hoy.
Saludos cordiales.