Una maquina de escribir con varios rollos de cinta de tinta negra y roja y unos folios eran suficiente para aprender mecanografía. Los libros de “El método” enseñaban a base de repetición a los dedos y al cerebro como se tenían que hacer las cosas.
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Algunas personas pensaban en el papel como una cuadricula llena de filas y columnas. Configurabas la maquina de escribir y eso te ofrecía x caracteres de ancho y de alto. Si bloqueabas las mayúsculas el tamaño de la tipografía aumentaba, si te estabas quedando sin tinta cuando rectificabas escribiendo sobre una letra se notaba.
Algunas personas pensaron fuera de la caja.
La maquina de escribir cierto es que por defecto ofrecía unas posibilidades y la hoja en blanco parecía estar condenada a mostrar solamente texto. Eso cambiaba cuando el espacio entre párrafos lo realizabas manualmente. Con delicadeza podías girar el papel subiendo y bajando para posicionar donde querías imprimir la siguiente letra.
De esta forma algunas personas creaban portadas realmente llamativas e incluso ilustraciones que hoy podrían exhibirse en cafeterías hipsters o galerías de arte.
La paleta de colores era realmente reducida, normalmente binaria o en el caso de cintas con tinta roja 2 colores más el del fondo del papel.
Se jugaba con un número finito de caracteres en mayúscula o minúscula y como mucho de varios colores en el mejor de los casos. La limitación por tanto lo hacia especial.
Al mismo tiempo que algunas personas practicaban el arte de hacer dibujitos con las maquinas de escribir otras ya lo estaban haciendo con teclados de ordenadores personales en los 80.
Durante principios de los 90 aún se seguía enseñando mecanografía con maquinas de escribir en España pero en la década anterior se estaban creando obras de arte con el Commodore Amiga 500 o el ZX Spectrum.
Las limitaciones técnicas (sobre todo en el caso del spectrum) y las pantallas no permitían crear imágenes a todo color. Las paletas de colores eran bastante reducidas y se tenia que jugar por tanto con unos pocos colores para crear algo vistoso y llamativo con estos ordenadores.
La resolución de las pantallas (muchas veces televisores) limitaba el ancho y alto posible en el que pintar. La misma limitación que con las maquinas de escribir solamente que esta vez confundirse y borrar era posible y se podían copiar archivos sin tener que realizarlos una y otra vez.
El tiempo de las primeras e-zines con logotipos de teams de coders en art ASCII e incluso en ANSI art estaba en auge. La gente se enviaban disquetes por correo (no electrónico) o subían a las BBS documentos bien decorados.
Eso era Underground antes de que la propia palabra dejase de tener sentido décadas después con el abaratamiento de los ordenadores y el coste de la conexión a internet.
En la scene del warez de los 90 este arte se manifiesta en cada crackintro, en cada texto plano con el serial del software o las claves para des-proteger un juego.
Las intros de la demoscene se nutrían en cierto modo de la estética del graffiti y al mismo tiempo los juegos cogían bastante del arte del punto de cruz.
No es una locura comparar el pixel art con el punto de cruz como no es tontería hablar de programación en los telares.
La limitación estaba allí también. En el punto de cruz aumentar el número de hilos de diferentes colores es posible no obstante el tamaño de estos hace que realmente se tienda a trabajar con puntos que serian lo mismo que los pixeles en pantalla y terminarían/terminan dando ese aspecto “Aserrado” “Pixelado” a las imágenes que se crean.
Todo bebe de algo. Este tipo de artes quizás no estén aún muy normalizados en los circuitos tradicionales de las galerías de arte pero no por ello no son importantes. Pertenecen a la cultura popular, a momentos históricos en los que el humano utilizaba una serie de herramientas y las hackeaba para crear arte.
Utilizar la maquina de escribir para crear retratos es un hack. No fueron diseñadas para ello.
Las limitaciones son al mismo tiempo tentaciones para el/la artista. Hoy sigue fascinando el pixel art ya que sus resultados dejan que el usuario tenga algo que imaginar.
Pese a que en la actualidad podemos crear de la nada simplemente con ordenadores objetos 3D fotorealisticos eso no hace que el pixel art no se antoje tentador. El programa aseprite (disponible en los repositorios de Debian) es bueno para comenzar.
Creo que el pixel art tiene ese encanto que hace que flipemos cuando vemos uno realmente espectacular y que tiene mucho en común con otros tipos de arte más analógicos.
Saludos cordiales.