Vaucanson (1709-82) soñaba con «construir máquinas capaces de excitar al público». No excitar al público como lo hace un Satisfyer y si en referencia a excitar la curiosidad.
Allá por 1737 creo su primer autómata: Un flautista. Un cacharro que tenía un repertorio de 12 temas.
La gente no creía que tocase de verdad la flauta y se rumoreaba que había un órgano alemán dentro.
En este caso no existía truco pero si en otro de sus inventos: El pato autómata.
El Pato autómata
El Pato autómata «con aparato digestivo» fue una de sus obras maestras. Movía la cabeza, batía las alas, agitaba el agua con el pico y comía comida real.
Lo interesante es que a los pocos minutos excretaba los restos de la comida digerida.
Evidentemente no tenía un aparato digestivo dentro. Disponía de un compartimento en la cola que se llenaba antes como excremento (mierda de pato).
Este pato disparó el debate entre lo vivo y lo puramente mecánico.
Se cansó y se pasó a crear inventos industriales
Años después de varios inventos se cansó de hacerlos y empezó a crear máquinas «más prácticas». Como buen ingeniero su afán de crear cosas le hizo construir una máquina para hilar seda.
Este invento lejos de ser aplaudido le llevó a ser apedreado en la calle. Provocó que los trabajadores de la seda se rebelaran ante esa máquina que venía a sustituir su profesión.
Saludos cordiales.