El cabrón/cabrona/cabrone lo sabe todo. Desde que se han de llevar bien los turnos de palabra, la facilitación, la necesidad de un orden del día, …
El técnico/a asambleario puede estar asumiendo un montón de roles y cargos de forma intuitiva durante años. Contar con esta bestia en una asamblea puede ser maravilloso la mayor parte del tiempo.
Uno de los problemas de esta bestia es que puede terminar asumiendo ese rol de «el/la que tiene que llevar la carga de las asambleas» en el grupo. Que una persona asuma todo el trabajo que lleva preparar una asamblea/plenario/… es mala idea y por tanto puede terminar adquiriendo muchísimo poder y al mismo tiempo asumiendo demasiada responsabilidad.
Cuando un técnico asambleario falla (deja por ejemplo de asumir el rol) se va todo a tomar por culo. Las asambleas pueden pasar a ser charlas con cerveza en mano que se parecen más a conversaciones de bar que a asambleas con su ACTA. Ese problema viene de no saber ponerle limites al técnico asambleario como asamblea, es decir, no sabiendo rotar roles que permitan que terceros aprendan y se impregnen de ese gran arte.
Los peligros y uno de los puntos de ataque de un Técnico asambleario son los de «poner palos en ruedas». No es bueno molestar o enfadar a esta bestia de asambleas ya que podría dinamitar propuestas con sus skills y abusando de su poder. Es muy sencillo ponerle «palos en las ruedas a las propuestas» y este tipo de bestia lo sabe.
El gran amigo de un/una técnico/a asambleario son las dinámicas grupales y los post-its.
A todo el mundo le gusta que estas tareas las hagan otros/as. Es bueno ya que puedes ir a opinar sin tomar cartas en la gestión. El trabajo de este tipo de bestia es un trabajo invisibilizado y a nivel general poco respetado en asambleas en las que el técnico asambleario no ha sabido dar un paso atrás y el grupo no ha sabido darlo hacia adelante.
Es un mal indicador de la salud de un grupo tener un técnico/a asambleario demasiado metido en ese rol (cargado de demasiada responsabilidad). Se ha de rotar.
Esta figura es tan imprescindible que suele pagarse por disponer de gente que pueda facilitar grandes asambleas con situaciones conflictivas.