No puedes llegar a discutir de tecnopolítica con él/ella. Su no es NO y llega al punto de no querer usar ni un ordenador, ni un teléfono, … ni nada de nada.
Se ha de reconocer que tienen una habilidad fascinante para vivir en pleno siglo XXI y ser capaces de no usar la tecnología (esto algunas veces supone que sus trabajos los realizan otros).
En el caso del activismo no siempre es un problema pero se quedan descolgados de muchas cosas.
Pueden ser por ejemplo personajes «zorrocotrocos» de la CNT o personas de ya cierta edad muchas veces.
Es difícil saber si su negación es por «filosofía»,«ideología», … o porque no se creen que son capaces de usar la tecnología.
El ludita cumple algunas veces la función dentro de un grupo de ser quien nos invita a reflexionar y algunas veces es capaz de sorprender ya que tiene ciertas habilidades que ni por asomo hubiera pensado un milenial que ha nacido con una conexión a internete bajo el brazo y una entrada USB en el sobaco.
Algunos luditas se creen superiores moralmente respecto a quienes usan tecnología. Para ellos no usar la tecnología les convierte en gente más inteligente.
El ludita se reirá de propuestas tecnopolíticas o acciones hacktivistas. Posiblemente meta en el mismo saco todo el hacktivismo como clicactivismo y siempre diga aquello de «cambiar el mundo desde el sofá».
El ludita no respeta el trabajo de por ejemplo de quienes llevan la comunicación en redes sociales, diseñan webs, crear aplicaciones, … ya que desconoce el trabajo que eso supone.
El ludita podría llegar con ese desconocimiento de la tecnología a infravalorar a sus compañeros/as y su trabajo.
Puede llegar a ser un tipo de ludita de los que creen que quienes usan la tecnología no tienen un discurso critico con ella.